miércoles, 4 de mayo de 2016

Miedo


Tengo tanto miedo de lo que está por venir. ¿Qué pasará? ¿Cómo será mi vida en unas semanas? ¿Qué sucederá? Siempre soy buena viendo más allá, visualizando, soñando, ¿por qué ahora no puedo ver nada más? Es como si un muro se levantara a partir de esa fecha y todo quedará emborronado, con breves y fugaces haces de luz que me dejan ver que todo irá bien, ¿pero qué será?

Jamás había sentido tanto vértigo. Una montaña rusa interminable de emociones que me sube y me baja con la misma facilidad que una pluma de ave al viento. ¿Dónde iré a aterrizar? ¿Qué otras ráfagas vendrán? ¿Qué nuevas corrientes me arrastrarán?

Ingravidez. Siento que floto y giro y vuelo y caigo. No puedo agarrarme, no hay nada de dónde agarrarme, sólo estoy yo misma, con mis sueños, mis ilusiones y mis miedos; mis deseos, mis promesas y mis esperanzas. Sólo yo, sólo yo. ¿Será este un viaje de descubrimiento?

Sí, soy un explorador entrando al Amazonas hace tres siglos. ¿Qué secretos se ocultan entre sus ramas y raíces? ¿Qué tormentas llegarán de improviso para dar paso a arcoíris? ¿Qué paisajes me quitarán el aliento y me harán querer brincar desde lo alto de una catarata hasta el frescor de sus aguas cristalinas?

Yo, aventurera de libro, ahora salgo a la realidad a vivir mi vida, después de casi tres décadas de prisión. Es momento de tomar las riendas, de dejar los miedos, de empezar de cero si es necesario, pero empezar, porque para eso vinimos.

Remonta el vuelo pues, ave fénix, y renace a una nueva era, que esta es tu vida y ahora, más que nunca, tienes la pluma lista para mojarla en el tintero y escribir el mejor capítulo que se haya visto jamás.

Que mi vida empiece ahora. Estoy lista.